Porque es importante entender el movimiento del universo, se repite el siguiente artículo:
Una red energética compuesta de la sustancia original multiplicada sin perder su unidad, en el telar, parece permear todo el universo
Una red energética compuesta de la sustancia original multiplicada sin perder su unidad, en el telar, parece permear todo el universo
La postulación de un medio universal que no sólo permite
la transmisión y el flujo de las fuerzas físicas sino que integra y da cohesión a todos los sucesos del cosmos –o una especie de telar sobre el cual se
desarrolla la trama infinita de la existencia– es una de esas nociones o ideas
que reaparecen a lo largo de la historia. Los filósofos presocráticos buscaron
un elemento que está presente en todas partes y que constituye todas las cosas; estos legendarios
sabios, no sin una profusa gota de místicos, nominaron a uno de los 4 elementos
como base de todos los demás, pero fue Anaximandro quien concluyó que debía de
haber un principio original indefinido del cual se desdoblan los demás.
El arche (el origen) se convierte en el apeiron, precursor del éter. El apeiron es aquello que abraza los opuestos y dirige el movimiento de las cosas, más que permea el espacio, es el espacio que permea todo lo que existe.
El arche (el origen) se convierte en el apeiron, precursor del éter. El apeiron es aquello que abraza los opuestos y dirige el movimiento de las cosas, más que permea el espacio, es el espacio que permea todo lo que existe.