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lunes, 28 de octubre de 2013

ENSEÑANZAS DE KRISHNAMURTI II

KRISHNAMURTI   En su biografía .. 



Enfréntese a las cosas con facilidad, pero internamente hágalo en un estado de plenitud y alerta.  No deje que se escape un instante sin haber estado totalmente atenta a lo que ocurre dentro y alrededor de usted.  Esto es lo que implica ser sensible, no a una cosa o dos, sino ser sensible a todo.  Ser sensible a la belleza y resistir la fealdad, es engendrar conflicto.  ¿Sabe?, cuando uno observa percibe que la mente está siempre juzgando –esto es bueno y aquello es malo, esto es blanco y eso es negro- juzgando a la gente, comparando, sopesando, calculando.  La mente está perpetuamente inquieta.  ¿Puede la mente vigilar, observar sin juzgar, sin calcular? Percibir las cosas sin nombrarlas, sólo ves si la mente puede hacerlo.
Juegue con esto.  No lo fuerce, deje que la mente se observe a sí misma.  Casi todos los que intentan ser sencillos empiezan con lo externo, descartando, renunciando, etc. etc.; pero en lo interno siguen siendo complejos. 

 Con la sencillez interna, lo exterior se corresponde con lo interno.  Ser sencillo internamente es estar libre del apremio por el “más”, es no pensar en términos de tiempo, de progreso, de éxito.  Ser sencilla implica para la mente librarse de todos los resultados, vaciarse de todo conflicto.  Esta es la verdadera sencillez.
¿Puede la mente dejar de batallar
entre lo bello y lo feo, dejar de aferrarse a lo uno y desechar lo otro? Este conflicto la vuelve insensible y exclusiva.  Cualquier intento por parte de la mente para encontrar una línea indefinida entre lo bello y lo feo, sigue siendo parte de lo uno o de lo otro.  El pensamiento no puede, haga lo que haga, librarse de los opuestos; es el pensamiento mismo el que ha creado lo bello y lo feo, lo bueno y lo malo.  No puede, por tanto, librarse de sus propias actividades.  Todo cuanto puede hacer es quedarse quieto, no optar.  La opción es conflicto y la mente se halla de vuelta metida en sus propios enredos.  Cuando la mente está quieta, se ha liberado de la dualidad.



Hay enorme descontento, y pensamos que una ideología – el comunismo u otra- va a resolverlo todo, que incluso desterrará el descontento, cosa que jamás puede hacer.  El comunismo o cualquier otro condicionamiento, como es de la religión organizada, jamás podrán terminar con el descontento; pero tratamos en todas las formas posibles de sofocarlo, de moldearlo, de contentarlo; sin embargo, está siempre ahí.  Pensamos que está mal sentirnos descontentos, que no es normalmente correcto, y, sin embargo, no podemos deshacernos del descontento.  Este tiene que ser comprendido.  Comprender no es condenar.  De modo que investíguelo realmente, obsérvelo sin deseo alguno de cambiarlo.  Esté alerta al descontento mientras éste opera durante el día, perciba sus modalidades y esté a solas con él.

La libertad llega cuando la mente está sola.  Nada más que por el gusto de hacerlo, mantenga la mente quieta, libre de todo pensamiento.  Juegue con ello, no lo convierta en un asunto muy grave; esté atenta sin ningún esfuerzo, deje que la mente se aquiete.
La frustración existe en tanto uno esté buscando la realización personal.  El placer de realizarse es un deseo constante, y nosotros queremos la continuidad del placer.  La terminación de ese placer es frustración, y en ello hay dolor.  Entonces la mente busca otra vez la realización en distintas direcciones, y otra vez se encuentra con la frustración.  Esta frustración es el movimiento de la conciencia egocéntrica, que es aislamiento, separación, sentimiento doloroso de soledad.  La mente quiere escapar de todo esto otra vez hacia alguna forma de realización.  La lucha por realizarse engendra el conflicto de la dualidad.  Cuando la mente ve la verdad de lo inútil que es la realización personal, cuando ve que en ella hay siempre frustración, sólo entonces puede permanecer en ese estado de soledad del cual no hay modo de escapar.  Cuando la mente se halla en este estado de soledad, sin ningún escape, sólo entonces se libera de la frustración. 

 La separación existe a causa del deseo de realizarse; la frustración es separación.

Ahora no debe haber ningún tipo de choque emocionales, ni siquiera los más fugaces.  Estas reacciones psicológicas afectan el cuerpo con sus efectos adversos.  Sea íntegra; no “trate” de serlo, sea íntegra.  No dependa de nadie ni de nada, no dependa de ninguna experiencia, de ningún recuerdo, la dependencia del pasado, por agradable que éste haya sido, sólo impide la integridad en el presente.  Esté atenta, y deje que esa atención se mantenga intacta, constante, aunque sea por un minuto.
El dormir es esencial; durante el sueño parece que uno alcanza profundidades desconocidas, profundidades que la mente consciente jamás puede tocar ni experimentar.  Aunque no se pueda recordar la experiencia extraordinaria de un mundo que está más allá de lo consciente y lo inconsciente, ello tiene su efecto sobre la conciencia total de la psique.  Es probable que esto no esté muy claro, pero sólo léalo y juegue con ello.  Yo siento que hay ciertas cosas que nunca pueden expresarse claramente.  No hay palabras adecuadas para ellas, y sin embargo esas cosas están ahí. 

Especialmente para usted, es importante tener un cuerpo que no esté sometido a ninguna enfermedad.  Voluntariamente y con facilidad, debe desechar todas esas remembranzas e imágenes placenteras, de modo que su mente esté libre e incontaminada para lo real.  Hágalo, por favor, preste atención a lo escrito aquí.  Todas las experiencias, todos los pensamientos deben terminar cada día, cada minuto, a medida que surgen, de modo que la mente no extienda raíces hacia el futuro.  Esto es realmente importante, porque ésta es la verdadera libertad.  De esta manera no hay dependencia, porque la dependencia es causa del dolor, afecta lo físico y engendra resistencia psicológica.  Y, como usted dijo, la resistencia crea problemas – realizarse, llegar a ser perfecto, etcétera.  La búsqueda implica lucha, empeño, esfuerzo; este esfuerzo, esta lucha, terminan invariablemente en la frustración – deseo algo o deseo ser algo- y en el proceso mismo de obtener el éxito está la apetencia por el más; y como el más nunca está a la vista, siempre existe un sentimiento de frustración.


  Por lo tanto, hay dolor.  Y entonces uno se vuelve nuevamente hacia otra forma de realización personal con sus consecuencias inevitables.  Las implicaciones de la lucha, del esfuerzo, son enormes ¿por qué busca uno? ¿Por qué la mente está buscando sin cesar, y qué es lo que la hace buscar? ¿Sabe usted, se da cuenta de lo que está buscando? Si es así advertirá que el objeto de su búsqueda, con sus frustraciones y su dolor? ¿Se da cuenta de que cuando encuentra algo que es muy gratificante, hay estancamiento con sus alegrías y sus temores, con su progreso y su devenir? Si usted advierte que está buscando, ¿es posible que la mente deje de buscar? Y si la mente no busca, ¿cuál es la respuesta inmediata, real de una mente que no busca?
Juegue con esto, descubra; no fuerce nada, no deje que la mente se restrinja a alguna experiencia particular, porque entonces la mente engendrará su propia ilusión.
He visto a una persona que se está muriendo. ¡Qué atemorizados estamos ante la muerte!  Lo que en realidad nos atemoriza es el vivir, no sabemos como vivir; conocemos el dolor, y la muerte es para nosotros sólo el dolor final.  Dividimos la vida como el vivir y el morir.  Así tiene que existir el desconsuelo de la muerte, con su separación, su dolorosa soledad, su aislamiento.  La vida y la muerte son un solo movimiento, no son estados aislados.  Vivir es morir, morir para todas las cosas, renacer cada día.  Esta no es una afirmación teórica, sino algo que debe vivirse y experimentarse.  Es la voluntad egocéntrica, este constante deseo de ser esto o aquello, la que destruye el puro “ser”.  Este “ser” es por completo diferente del sopor de la satisfacción, de la realización personal o de las conclusiones de la razón.  Este “ser” es ajeno al “si mismo”.  Una droga, un interés, una absorción de algo, una completa “identificación”, pueden producir un estado que se desea, el cual sigue siendo conciencia de uno mismo.  El verdadero ser es la terminación del deseo-voluntad.  Juegue con estos pensamientos y experimente alegremente con ellos.
Es una temprana madrugada sin nubes; el cielo es muy puro, suave y azul.  Todas las nubes parecen haber desaparecido, pero pueden presentarse otra vez durante el día.  Después de este frío, del viento y la lluvia, de nuevo estallará la primavera.  Esta ha estado prosiguiendo suavemente a pesar de los fuertes vientos, pero ahora cada hoja, cada retoño, se regocijarán.  ¡Qué cosa tan bella es la tierra! ¿Qué hermoso es todo lo que brota de ella –las rocas, los torrentes, los árboles, la hierba, las flores, las infinitas cosas que produce! Sólo el hombre genera aflicción, sólo él destruye su propia especie; sólo él explota a su prójimo, tiraniza y mata.  Es el más desdichado y sufriente, el más inventivo, y el conquistador del tiempo y el espacio.  Pero con todas sus capacidades, a pesar de sus hermosos templos e iglesias, de sus mezquitas y catedrales, vive sumido en su propia oscuridad.  Sus dioses son sus propios miedos, y sus amores sus propios odios.  ¿Qué mundo maravilloso podríamos hacer de éste, sin nuestras guerras, sin nuestros miedos! Pero de qué sirve la especulación, no sirve de nada.



Lo real es el descontento del hombre, el inevitable descontento.  Es una cosa preciosa, una joya de gran valor.  Pero uno le tiene miedo, lo disipa, lo utiliza o permite que se lo utilice para producir ciertos resultados.  El hombre le teme al descontento, pero éste es una joya preciosa que él no valora.  Viva con el descontento, obsérvelo día tras día sin interferir con sus movimientos; entonces es como una llama que quema todas las impurezas, dejando aquello que no tiene morada ni medida.
Lea muy atentamente todo esto.
El hombre rico tiene más que suficiente, y el pobre pasa hambre y durante toda su vida no hace otra cosa que buscar comida, esforzarse y trabajar.  Uno que nada posee, hace de su vida o permite que la vida haga de sí misma algo precioso, creativo; y otro, que posee todas las cosas de este mundo, disipa la vida y la marchita.  Démosle a un hombre un pedazo de tierra y la hará bella y productiva; otro la descuidará y dejará que muera, tal como él mismo está muriendo.  Tenemos capacidades infinitas en todos los sentidos para descubrir lo innominado o para producir el infierno en la tierra.  Pero por alguna razón, el hombre prefiere engendrar odio y antagonismo. ¡Es tanto más fácil odiar, ser envidioso! Y como la sociedad se basa en la exigencia del “más”, los seres humanos se deslizan en todas las formas de adquisividad.  Y así hay una perpetua lucha, que justificamos y consideramos noble.
La riqueza ilimitada está en una vida sin lucha, sin el ejercicio de la voluntad egocéntrica, sin opciones.  Pero esa vida es difícil e imposible cuando toda nuestra cultura es el resultado de la lucha y del ejercicio de la voluntad personal.  Sin la acción de esta voluntad, para casi todos los que viven hay muerte.  Sin alguna clase de ambición, la vida no tiene sentido casi para nadie.
Existe una vida sin el ejercicio de la voluntad egocéntrica, sin las opciones.  Esta vida surge cuando la vida de la voluntad egocéntrica llega a su fin.  Espero que no le moleste leer todo esto; si no le molesta, entonces léalo y escúchelo con agrado.


El sol está tratando de irrumpir entre las nubes, y probablemente logrará hacerlo durante el día.  Un día es primavera y al día siguiente es casi invierno.  El tiempo representa los cambiantes estados de ánimo del hombre, hacia arriba y hacia abajo, oscuridad y luz temporaria. ¿sabe? es extraño cómo deseamos libertad y lo hacemos todo para que nos guíen, nos ayuden a ser generosos, pacíficos; acudimos a los gurús, a los maestros, a los salvadores, a los meditadores.  Alguno escribe la gran música, otro la toca, la interpreta a su propio modo, y nosotros la escuchamos, gozándola o criticándola.  Somos el público que observa a los actores, a los jugadores de fútbol, o que mira la pantalla de cine.  Otros escriben poemas y nosotros los leemos; otros pintan y nosotros nos embobamos con sus pinturas.  No tenemos nada, y entonces nos volvemos hacia otros para que nos entretengan, nos inspiren, nos guíen o nos salven.  Más y más la civilización moderna nos está destruyendo, nos vacía de toda creatividad.  Nosotros mismos estamos internamente vacíos y acudimos a otros para que nos enriquezcan; y de este modo, nuestro semejante saca ventaja de esto para explotarnos, o nosotros nos aprovechamos de él.
Cuando uno se da cuenta de las múltiples implicaciones que envuelve el acudir a otros, esa libertad misma es el principio de la creatividad.  Esa libertad es la verdadera revolución, y no la falsa revolución de los arreglos sociales o económicos, la cual es otra forma de esclavitud.
Nuestras mentes fabrican pequeños castillos de seguridad.  Queremos estar seguros de todo, seguros de nuestras relaciones, de nuestras realizaciones, de nuestra esperanza y de nuestro futuro.  Nos construimos estas prisiones internas, y ¡pobre del que nos perturbe! Es extraño cómo la mente está buscando siempre una zona en la que no haya ningún conflicto ni perturbación alguna.  Nuestro vivir es la constante destrucción y reconstrucción, en diferentes formas, de estas zonas de seguridad.  De este modo nuestra mente se embota y se desgasta.  La libertad consiste en no tener seguridad de ninguna clase.
Es realmente asombroso poseer una mente silenciosa y muy serena, en la que no haya ni una onda de pensamiento.  Desde luego, la quietud de una mente muerta no es una mente en calma.  La mente suele aquietarse por la acción de la voluntad.  Pero, ¿puede alguna vez permanecer profundamente silenciosa en la totalidad de su estructura? Es realmente maravilloso lo que ocurre cuando la mente se encuentra de este modo silenciosa.  En ese estado cesa toda conciencia como conocimiento y reconocimiento.  La búsqueda instintiva de la mente, la memoria, ha llegado a su fin.  Y es muy interesante observar cómo la mente hace todo lo posible para capturar ese estado inexpresable por medio del pensar, de la verbalización, del perfeccionamiento de los símbolos.  Pero para que este proceso termine de manera natural y espontánea, es preciso morir para todas las cosas.  Uno no desea morir, y así siempre se está desarrollando una lucha, y a esta lucha la llamamos vida.  Es curioso cómo casi todos quieren impresionar a otros, con sus logros, con sus capacidades, con sus libros –por cualquier medio buscan afirmarse a sí mismos.
¿Cómo está todo? ¿Son sus días más rápidos que la lanzadera de un telar? ¿Vive usted en un solo día un millar de años? Es curioso, pero para la mayoría de las personas el aburrimiento es una cosa muy real; tienen que estar haciendo algo, tienen que ocuparse en alguna cosa, una actividad, un libro, la cocina, los “Hijos de Dios”.  De lo contrario, están consigo mismas, y eso es muy aburrido.  Cuando están consigo mismas se vuelven egocéntricas, malhumoradas o se enferman.  Una mente desocupada –no es una mente por completo vacía- es una mente fresca capaz de posibilidades infinitas.  Los pensamientos son fatigosos, carecen de creatividad y son más bien lerdos.  Un pensamiento puede ser hábil, pero la habilidad es como un instrumentos afilado- pronto se desgasta; y es por eso que las personas hábiles están embotadas.



Deje que exista una mente vacía sin trabajar deliberadamente para ello.  Deje que eso suceda, no lo cultive.  Lea esto con atención y permítale que ocurra.  Leer o escuchar acerca de la mente vacía es importante, y es fundamental cómo lee usted y cómo escucha.
Es importante tener la correcta clase de ejercicios, un buen dormir, y un día que sea significativo.  Pero nosotros nos deslizamos fácilmente en una rutina, y entonces funcionamos en el cómodo patrón de la satisfacción personal, o en el patrón de una rectitud que nos imponemos a nosotros mismos.  Todos estos patrones conducen inevitablemente a la muerte –un lento marchitarse de la vida.  Pero tener un día rico, en el cual no haya compulsión, ni miedo ni comparación ni conflicto, sino un estar sencillamente alerta, tener un día así es ser creativo.
Vea, hay raros momentos en que sentimos esto, pero la mayor parte de nuestra vida se compone de recuerdos corrosivos, de frustración, de esfuerzos inútiles, y lo verdadero pasa inadvertido junto a nosotros.  La nube del embotamiento lo cubre todo, y lo verdadero se desvanece. Es realmente muy arduo atravesar esta nube y emerger a la pura claridad de la luz.  Sólo vea esto, y es todo.  No “trate” de ser sencilla.  Este tratar de ser, solamente engendra complejidad y desdicha.  El tratar de ser esto o aquello, es el devenir, y el devenir es siempre el deseo con sus frustraciones.
¡Qué importante es librarse de todo choque emocional, psicológico, lo cual no implica que uno hay de volverse insensible contra el movimiento de la vida.  Son estos choques emocionales los que gradualmente erigen diversas resistencias psicológicas que también afectan al cuerpo, generando distintas formas de enfermedad.  La vida es una serie de acontecimientos (deseados o no deseados); y en tanto seleccionemos, escojamos lo que debemos retener y lo que debemos descartar, tiene que haber inevitablemente conflicto (de dualidad), que es el choque emocional.  Estos controles insensibilizan la mente, el corazón; es un proceso de encierro egocéntrico y, por lo tanto, hay sufrimiento.  Permitir el movimiento de la vida sin que haya opción ni impulso particular alguno –deseable o no deseable- que eche raíces, requiere una enorme percepción alerta.  No es cuestión de tratar de estar alerta todo el tiempo, lo cual es muy fatigoso, sino comprender la necesidad de que haya una verdadera percepción alerta; entonces verá que la misma necesidad opera sin que usted se fuerce para estar alerta.
Uno puede viajar mucho, haber sido educado en las mejores escuelas de diferentes partes del mundo; puede tener los mejores alimentos, el mejor clima, la mejor instrucción; pero ¿contribuye todo esto a la inteligencia? Uno conoce personas así; ¿son inteligentes? Los comunistas, y también otros, como los católicos, están tratando de controlar y moldear la mente.  El propio moldear la mente tiene de hecho ciertos efectos obvios –más eficiencia, una cierta rapidez y perspicacia mental- pero todas estas diferentes capacidades no generan inteligencia.  Las personas muy eruditas, aquellas que tienen abundancia de información, de conocimientos y las que tienen educación científica, ¿son inteligentes? ¿no cree usted que la inteligencia es algo por completo diferente?  La inteligencia implica en realidad estar totalmente libres de miedo.  Aquellos cuya moralidad se basa en la seguridad –seguridad en todas las formas- no son morales, porque el deseo de seguridad es el resultado del miedo.  El miedo con su coacción –a la que llamamos moralidad- de hecho no es moral en absoluto.  Ser inteligente es estar por completo libre de miedo; y la inteligencia no es respetabilidad, ni lo son las diversas virtudes cultivadas a causa del miedo.  En la comprensión del miedo hay algo que es por completo distinto de las formulaciones de la mente.



Es bueno experimentar con la identificación.  ¿Cómo experimentamos con algo, con lo que fuere? De lo más simple a lo más complejo.  Decimos “esto es mío” –mis sandalias, mi casa, mi familia, mi trabajo y mi dios.  Con la identificación viene la lucha por retener.  El retener aquello con lo que nos identificamos se convierte en un hábito.  Cualquier perturbación que pudiera romper ese hábito, es dolor, y entonces “lo mío…”, pertenece a algo que continúa.  Si uno experimenta realmente con esto, sólo estando alerta, sin ningún deseo de cambiarlo, sin opción alguna, descubre cosas muy sorprendentes dentro de sí mismo.  La mente es el pasado, la tradición, los recuerdos que son el fundamento de la identificación.  ¿Puede permitir la mente, tal como la conocemos ahora, funcionar sin el proceso de la identificación? Descúbralo, juegue con ello; esté alerta a los movimientos de identificación con las comunes cosas cotidianas, así como con las más abstractas.  Uno descubre cosas extrañas, ve cómo el pensamiento se debilita, cómo se hace trampas a sí mismo.
Deje que la atención alerta acose al pensamiento por los corredores de la mente poniéndolo al descubierto, sin escoger jamás, siempre persiguiéndolo.
Es especialmente difícil, desde el lugar en que uno se encuentra psicológicamente, no desear, no anhelar ciertas cosas, ciertos acontecimientos, no comparar.  Cualquiera que sea nuestra condición, los deseos, los anhelos, las comparaciones continúan.  Siempre anhelamos más o menos de esto o de aquello, ansiamos continuar con algún placer y evitar el dolor.  Es realmente interesante preguntarse:  ¿Por qué la mente crea un centro en sí misma, alrededor del cual se mueve y tiene su existencia?  La vida es mil y una influencias, innumerables presiones, conscientes e inconscientes.  Entre estas presiones e influencias, escogemos unas y descartamos otras, y así construimos gradualmente un centro.  No dejamos que todas estas presiones e influencias pasen junto a nosotros sin afectarnos.  Cada presión, cada influencia nos afecta, y el efecto que nos causa decimos que es bueno o malo; no parecemos capaces de observar, de darnos cuenta de la influencia sin tomar parte en ella de uno u otro modo, resistiéndola o acogiéndola.  Esta resistencia o esta buena acogida, contribuyen a formar el centro desde el cual actuamos.  ¿Puede la mente no crear este centro? La respuesta sólo es posible encontrarla a través de la experimentación, no mediante forma alguna de aceptación o rechazo.  Por lo tanto, experimente y descubra.  Con la terminación de este centro, existe la verdadera libertad.
Uno se agita, está ansioso, y a veces asustado.  Estas cosas ocurren.  Son los accidentes de la vida.  La vida es hoy un día nublado.  El otro día fue claro y soleado, pero ahora llueve, está nublado y hace frío; este cambio es el inevitable proceso del vivir.  La ansiedad, el miedo, de pronto se nos viene encima; hay causas para ello, ocultas o muy evidentes, y con un poco de percepción uno puede encontrar esas causas.  Pero lo importante es darse cuenta de estos sucesos o accidentes y no dejarles que echen raíces, permanentemente o temporarias.  Uno da raíces a estas reacciones cuando la mente compara, justifica, condena o acepta.  Usted sabe, uno tiene que estar internamente despierto todo el tiempo, sin ninguna tensión.  La tensión surge cuando deseamos un resultado, y lo que surge vuelve a crear una tensión que también debe eliminarse.  Permítale  a la vida que fluya.
Es fatalmente fácil acostumbrarse a cualquier cosa, a cualquier incomodidad, a cualquier frustración, a cualquier satisfacción continua.  Uno puede adaptarse a todas las circunstancias, a la demencia o al ascetismo.  A la mente le gusta funcionar en surcos, en hábitos, y a esta actividad le llamamos el vivir.  Cuando uno ve todo esto rompe con ello y trata de llevar una vida sin amarras, sin intereses personales.  Estos intereses, si uno no está muy alerta, nos introducen de vuelta en un patrón de vida.  En todo esto verá usted que la voluntad egocéntrica, la directiva, está funcionando –la voluntad de ser, de lograr, de devenir, etcétera.  Esa voluntad es el centro personal de la opción, y en tanto exista esa voluntad, la mente sólo puede funcionar dentro de hábitos, ya sea creados por ella misma o impuestos sobre ella. 


 El verdadero problema es estar libres del ejercicio de la voluntad.  Uno puede jugar distintos trucos consigo mismo –que está libre de voluntad, del centro del yo, del escogedor- pero ella proseguirá bajo un nombre diferente, bajo un pretexto diferente.  Cuando uno comprende el verdadero significado del hábito, del acostumbrarse a las cosas, del escoger, del nombrar, del perseguir un interés, etcétera, cuando hay una percepción inteligente de todo esto, entonces ocurre el verdadero milagro, la cesación de la voluntad egocéntrica.  Experimente con esto, dese cuenta de esto de instante en instante, sin deseo alguno de llegar a ninguna parte.
El cielo del sur y el cielo del norte son extraordinariamente distintos.  Aquí en Londres, para variar, no hay una sola nube en el suave cielo azul, y los altísimos árboles apenas si empiezan a mostrar su verde.  La primavera está por comenzar.  Aquí es todo sombrío, no se nota alegría en la gente, como ocurre en el sur.
Una mente quieta pero muy alerta, vigilante, es una bendición; es como la tierra, rica y con posibilidades inmensas.  Sólo cuando hay una mente así, que no compara, que no condena, sólo entonces es posible que exista esa riqueza que es inmensurable.
No permita que la asfixie el humo de la trivialidad, ni deje que el fuego se apague.  Manténgase en movimiento, arrancando, destruyendo, sin echar raíces jamás.  No permita que arraigue ningún problema, termine con ellos inmediatamente y despierte cada mañana fresca, joven e inocente….
Sea prudente y definida respecto de su salud; no permita que la emoción y el sentimiento interfieran con su salud ni que empequeñezcan su propia acción.  Hay demasiadas influencias y presiones que de manera constante moldean la mente y el corazón; esté alerta a ellas, atraviéselas sin volverse una esclava de ellas.  Ser esclavo de algo es ser mediocre.  Manténgase, en llamas.
Enfréntese al temor, invítelo, no deje que le sobrevenga súbitamente, inesperadamente; afróntelo de manera constante; persígalo con diligencia y deliberación.  Espero que se encuentre bien y que todo eso no hay dejado cicatrices en usted; probablemente pueda curarse y tras ello proseguiremos.  No permita que eso la asuste.
Profundamente, en lo interno, puede que haya un lento marchitamiento, tal vez no esté usted consciente de ello, o si lo está, quizá sea negligente al respecto.  La ola del deterioro está siempre encima de nosotros, sin importar de quién se trate.  Estar de frente a ella, afrontarla sin reaccionar y encontrarse fuera de ella, requiere una gran energía.  Esta energía llega solamente cuando no hay conflicto de ninguna clase, ni consciente ni inconsciente.  Esté muy alerta.
No permita que los problemas arraiguen.  Pase por ellos rápidamente, atraviéselos como a la mantequilla.  Que no dejen una huella, termine con ellos a medida que surgen.  Usted no puede evitar tener problemas, pero termine con ellos inmediatamente.
Ha habido en usted un cambio bien nítido –una vitalidad más profunda, mayor claridad y fuerza; consérvelas, déjelas que operen, déles una oportunidad de fluir extensa y profundamente.  Cualquier cosa que ocurra, no se deje sofocar por las circunstancias, por la familia, por su propia condición física.  Coma lo apropiado, haga ejercicios, no se vuelva floja.  Habiendo llegado a cierto estado, prosiga, no se detenga ahí –o sigue hacia adelante o experimentará un retroceso.  No puede permanecer estática.  Durante muchos años se ha dejado llevar por la ola interna, se ha apartado, pero ahora tiene que salir de ese movimiento interno –conozca más gente, expándase.
He estado meditando muchísimo, y eso ha sido bueno.  Espero que usted también lo esté haciendo… empiece por estar alerta a cada pensamiento… a cada sentimiento… todo el día… y entonces los nervios y el cerebro se aquietan, se acallan.. esto es lo que no puede hacerse mediante el control… entonces realmente comienza la meditación.  Hágalo concienzudamente.
Cualquier cosa que suceda, no permita que el cuerpo moldee la naturaleza de la mente – esté atenta al cuerpo; coma lo correcto, permanezca consigo misma durante el día por algunas horas- no se deje estar y no sea una esclava de las circunstancias.  Manténgase tremendamente despierta.

Extraído de “Krishnamurti. Biografía”.

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